Para establecer el ambiente del taller, es importante empezar la sesión de la manera adecuada. Para ello, el moderador debe ser firme al presentar la sesión y explicar el orden del día. Así se garantiza que todos sepan quién está al mando y a quién pueden dirigirse en caso de preguntas. A continuación, debe darse a los participantes la oportunidad de presentarse para que se sientan cómodos participando en las actividades con el resto del grupo. Las presentaciones pueden hacerse individualmente, dedicando cada persona 1 o 2 minutos a decir algo sobre sí misma a los demás. Otra posibilidad es dividir el grupo en parejas y que cada participante se presente a su compañero. Transcurridos 2 minutos, vuelva a formar el grupo y pida a cada miembro que presente a la otra persona.
Es igualmente importante terminar la sesión de forma adecuada, para que los participantes tengan una sensación de cierre. En este punto, el animador debe recapitular lo que se ha tratado. Hay que centrarse en los puntos positivos y elogiar a los participantes, pero también destacar si hay algo que deba hacerse de otra manera. Para ello puede utilizar un formulario de evaluación, si procede. Utilice lo aprendido para elaborar un plan de seguimiento. También puede pedir a cada participante que exponga al grupo algo que haya aprendido en la sesión. Termina la sesión con uno de los ejercicios más enérgicos de la caja de herramientas, para que todos se vayan con una sonrisa en la cara.
Técnicas para romper el hielo, calentar y dinamizar
Estas técnicas sirven para que los participantes se conozcan, se compenetren, se despierten, recuperen el interés o inyecten energía a la sesión. Como su nombre indica, romper el hielo caldea el ambiente de aprendizaje hasta el punto de que el ‘hielo’ que impide a los participantes interactuar entre sí se derrite y pueden comenzar las actividades.
Proceso |
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Esta técnica implica un cierto nivel de diversión. Es la forma en que se utiliza lo que la convierte en un rompehielos. Un chiste, un juego corto o una actividad física de algún tipo pueden servir para romper el hielo. Integrar información personal como nombres, aficiones, etc. puede ayudar a crear vínculos más rápidamente. Por ejemplo, para empezar una clase con nuevos participantes, puedes emparejarlos al azar. Una vez en parejas, pida a los participantes que hagan un dibujo que describa algo sobre ellos y luego lo expliquen al grupo; resolver un puzzle juntos; o dar un «paseo a ciegas» en el que una persona (con los ojos cerrados) es guiada por las instrucciones verbales de un compañero podrían ser algunos ejemplos. |
Lo que tenemos en común |
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El animador menciona una característica determinada que está seguro que se relaciona con al menos algunos de los participantes. Por ejemplo, si el animador dice todos los que tienen una mascota», todas las personas que tengan mascotas deberán desplazarse a un espacio determinado de la sala. A medida que el animador vaya diciendo más características (por ejemplo, «le gusta el fútbol»), los participantes con los que se relaciona se irán colocando en una zona diferente». |
Dibujos |
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Suele ser beneficioso incorporar algún tipo de aspecto creativo a la actividad, para animar a los participantes a disfrutar y expresarse. Los dibujos son especialmente útiles en este sentido, y pueden aplicarse en uno de dos métodos:
Cualquiera que sea el método elegido, debe ir seguido de un debate en el que la retroalimentación sea desenfadada y no se centre en la crítica. Preguntas habituales para guiar el debate: ¿Qué ves en esta imagen? ¿Te resulta familiar la situación? ¿Cuáles son los problemas asociados a esta imagen?. |
Juegos de nombres |
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Cuando en un grupo hay varias personas, sobre todo de distintos orígenes, es probable que tengan nombres diferentes. Esto puede ser muy útil para facilitar las actividades introductorias. Una técnica particular para aprender los nombres de los demás es la siguiente: Cada uno elige un verbo que empiece por la misma letra que su nombre (por ejemplo, Sofía Saltarina). Empieza lanzando una pelota al primer participante y realiza la acción mientras dices su nombre. A continuación, todos los demás participantes copian la acción. A continuación, se lanza la pelota a la siguiente persona, que realiza la acción que ha seleccionado (por ejemplo, Alejandro Alegre), antes de proceder alrededor del resto del grupo.. |
Máquina |
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Este ejercicio anima a los participantes a prestarse atención unos a otros actuando como parte de un equipo. Haz que todos se pongan en fila contra una pared. Un participante entra en la sala, busca una posición, realiza un movimiento sencillo y lo repite, al tiempo que emite un sonido acorde con el movimiento. A continuación, la segunda persona debe realizar un movimiento de seguimiento y un sonido adecuado que se entrelace con el de la primera persona. Poco a poco se van uniendo los demás miembros del grupo, de modo que todo resulta en una compleja construcción de movimientos y sonidos. |
Compartir el entusiasmog |
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Los participantes comparten con el grupo algo emocionante que les haya ocurrido recientemente, por ejemplo: mi amigo vino de visita», «recogimos moras por primera vez este año», «y fui a un partido de fútbol». Esto crea mucha energía positiva en la sala y fomenta un vínculo entre los participantes debido a la naturaleza personal de la actividad. Las noticias deben ser breves para mantener el ritmo y la energía del ejercicio. Desaliente las preguntas y los comentarios». |